Se sabe que la senescencia celular se propaga sistémicamente a través de la circulación sanguínea, aunque sus mecanismos aún no están claros. Se cree que es impulsado por diversos mecanismos, incluyendo disfunción telomérica, respuestas al daño del ADN, señalización inflamatoria y agresiones oncogénicas.
De lo que hay evidencia es de que las células senescentes secretan factores proinflamatorios y moléculas de señalización -conocidas colectivamente como SASP- que inducen la senescencia paracrina en las células circundantes. Con el tiempo, estas células senescentes se acumulan en diversos tejidos, lo que afecta la capacidad regenerativa y contribuye a la disfunción tisular. Sin embargo, el mecanismo por el cual la senescencia se propaga sistémicamente aún no está claro
En este terreno, un equipo de investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Corea descubrió cómo el envejecimiento celular puede propagarse sistémicamente a través del torrente sanguíneo, según lo publicado en ‘Metabolism – Clinical and Experimental‘. Dicho equipo de investigación proporciona, de esta forma, la primera evidencia de que la HMGB1 reducida (ReHMGB1), una isoforma redox-sensible de HMGB1, circula por el torrente sanguíneo e induce senescencia en tejidos remotos.
Utilizando modelos in vitro e in vivo, los investigadores demostraron que la ReHMGB1 extracelular, pero no su forma oxidada (OxHMGB1), induce de forma consistente características similares a la senescencia en múltiples tipos de células humanas, como fibroblastos, células epiteliales renales y células del músculo esquelético. Los ratones tratados sistémicamente con ReHMGB1 mostraron marcadores de senescencia elevados (p21, p16), mayor expresión del factor SASP y deterioro de la función muscular.
Además, en un modelo de lesión muscular en ratones de mediana edad, la administración de anticuerpos anti-HMGB1 no solo redujo los marcadores de senescencia, sino que también mejoró la regeneración muscular y el rendimiento físico. Estos hallazgos resaltan el potencial terapéutico de dirigirse a la HMGB1 extracelular para revertir o mitigar la disfunción tisular relacionada con la edad.
«Este estudio revela que las señales de envejecimiento no se limitan a células individuales, sino que pueden transmitirse sistémicamente a través de la sangre, siendo ReHMGB1 un factor clave», afirmó el prof. Ok Hee Jeon, del Departamento de Medicina de Convergencia, Facultad de Medicina de la Universidad de Corea, «Al bloquear esta vía, logramos restaurar la capacidad regenerativa de los tejidos, lo que sugiere una estrategia
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