De acuerdo con un estudio internacional publicado por la revista médica JAMA Network Open, los pacientes contagiados de COVID-19 que presentan síntomas neurológicos tienen un riesgo seis veces mayor de padecer una muerte intrahospitalaria.

El estudio, llevado a cabo por el Global Consortium Study of Neurologic Dysfunction in COVID-19 y la Academia Europea de Neurología, incluyó pacientes clínicamente diagnosticados o confirmados en 28 centros, de 13 países y cuatro continentes. En total, se examinaron 3 744 adultos hospitalizados entre el 1ro. de marzo y el 30 de septiembre de 2020.

Resultados parciales de la investigación revelaron que el 82% de las personas estudiadas tuvieron alguna manifestación neurológica de la COVID-19 percibida por ellos mismos o capturadas clínicamente. Los síntomas autoinformados más comunes incluyeron dolor de cabeza y anosmia o ageusia (pérdida del gusto o el olfato).

Secuelas por la COVID-19 pueden durar años

Los signos y / o síndromes neurológicos más prevalentes fueron encefalopatía aguda, coma y accidente cerebrovascular, mientras que la meningitis y /o encefalitis fueron raras.

En el caso de los pacientes con enfermedades neurológicas preexistentes, como demencia o migrañas crónicas, se valoró que poseen un riesgo doble de desarrollar los síntomas neurológicos del nuevo coronavirus.

La investigadora Sherry Chou, profesora de neurología de la Universidad de Pittsburg, en Estados Unidos, y quien lideró el equipo internacional que elaboró el estudio, dijo en un comunicado que «desde temprano en la pandemia fue evidente que un gran número de personas que estaban lo suficientemente enfermas como para ser hospitalizadas también desarrollan problemas neurológicos (…) Un año después todavía estamos luchando contra un enemigo invisible desconocido y, como en cualquier batalla, necesitamos información: tenemos que aprender todo lo que podamos sobre los impactos neurológicos de la COVID-19 en pacientes que están activamente enfermos y en sobrevivientes», a lo que agregó que el propio estudio advierte acerca de la incertidumbre futura en cuanto a las secuelas para los sobrevivientes.