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Caracterización de los pacientes con enfermedad de Parkinson

La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno neurodegenerativo crónico progresivo. Es el más frecuente después de la enfermedad de Alzheimer, aparece generalmente en la sexta década de vida y está caracterizado por la presencia de síntomas motores y no motores, con una incidencia anual que oscila entre cinco y 24 por cada 100 000 habitantes.1

Su prevalencia varía entre 100 y 150 por 100 000 habitantes y se presenta con mayor frecuencia en los hombres. Desde el punto de vista clínico se caracteriza clásicamente por una tríada de síntomas motores: temblor de reposo, rigidez e hipocinesia y, desde el punto de vista anatomopatológico, se observa pérdida de neuronas en el locus cerúleo, en el núcleo dorsal del vago y, fundamentalmente, en la parte compacta de la sustancia negra y el depósito en las neuronas supervivientes de estructuras proteicas denominadas cuerpos de Lewy, que tiene como componente esencial una proteína denominada α-sinucleína.1

La etiología de la enfermedad no está establecida, pero es generalmente aceptado que es consecuencia de la acción simultánea de agentes tóxicos y de predisposición genética. La enfermedad de Parkinson se caracteriza clínicamente por el temblor en reposo, la rigidez, la bradicinecia (lentitud en el movimiento voluntario) y la inestabilidad en la postura, aunque este último generalmente se encuentra ausente en etapas tempranas de la enfermedad, especialmente en los pacientes más jóvenes.2,3 Según la escala de Hoenh y Yarh para valorar la progresión y la severidad se clasifica en estadios I, II, III, IV y V.2

En la actualidad, el tratamiento más común para manejar los síntomas motores asociados a EP es la terapia con reemplazo de dopamina y con agonistas de dopamina (bromocriptina), anticolinérgicos (biperideno) y amantadina como neuroprotector (o ambos).4

La frecuencia informada de la EP varía en dependencia de los criterios diagnósticos empleados, la población estudiada o los métodos epidemiológicos utilizados. Se conocen una serie de factores predisponentes potenciales asociados con la EP: edad mayor de 60 años, sexo masculino, raza blanca, predisposición genética, vivir en áreas rurales o en granjas, uso de agua de pozo y exposición a herbicidas y pesticidas (ambientales) y a factores microbianos.4

Lo más típico es que se presente entre los 30 y los 70 años de edad, con un pico máximo a los 60, pero puede ocurrir en edades más tempranas y con un origen genético; en el mundo, ha aumentado la incidencia debido al envejecimiento de la población.4 La población cubana presenta una tendencia al envejecimiento, por lo que se puede predecir que la prevalencia de la EP irá en aumento en la próxima década. De mantenerse esta tendencia, el número de pacientes con EP se puede incrementar hasta 29 000 en dos décadas. Se estima que un millón de personas en los Estados Unidos son afectadas: 0,3% en la población general y 3% en los individuos entre 65 y 90 años de edad.5 En Colombia la EP afecta a 4,7 personas por cada mil habitantes y en el Reino Unido el 2% de la población mayor de 65 años está afectado por la EP.6

En algunos países, como España, existen entre 80 000 y 100 000 afectados; cifras comparables con las del resto de los países europeos. La edad media de comienzo es en torno a los 55 años y la mayoría de los enfermos tienen entre 50 y 80 años de edad. Su curso es progresivo y el proceso aumenta la mortalidad.5,7

En este sentido, hay que reconocer a la EP como un proceso global que no solo afecta a la persona, a su familia o a los grupos poblacionales; es un verdadero fenómeno social, económico, político y cultural que por su magnitud supone múltiples consecuencias, frente a las que las sociedades organizadamente deben asumir su responsabilidad.7

Según el Anuario Estadístico Nacional de 2018 en Cuba la enfermedad de Parkinson ocupa un lugar importante dentro de las primeras treinta y cinco causas de muerte y el digésimo sexto lugar en la tabla. Durante el año 2018 hubo 665 defunciones por esta afección, para una tasa bruta de 5,9, incluidos ambos géneros. Por su parte el sexo masculino exhibió un fuerte predominio sobre el femenino porque aportó un total de 414 defunciones por esta causa, lo que representó una tasa bruta de 7,4; por su parte las féminas aportaron un total de 251 defunciones, con una tasa bruta de 4,4.8

La enfermedad de Parkinson es una enfermedad crónica que afecta no solo al individuo que la padece, sino también a los que lo rodean. Implica una serie de trastornos psico-emocionales, económicos y sociales que deben ser conocidos y asumidos por el paciente y la familia. En este medio son pocas las investigaciones que tratan este tema, por lo que se desconocen las características clínicas y epidemiológicas de los pacientes con EP atendidos en la Consulta de Neurología de los Policlínicos de la Atención Primaria de Salud “Ana Betancourt” y “Juan Bruno Zayas” del Municipio de Cifuentes.

La presente investigación tiene como objetivo caracterizar a los pacientes con enfermedad de Parkinson pertenecientes a las áreas de salud correspondientes a los Policlínicos “Ana Betancourt”, del Poblado de San Diego del Valle, y “Juan Bruno Zayas”, de Cifuentes, correspondientes al Municipio de Cifuentes en el período comprendido de octubre de 2013 a octubre de 2019.

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Vázquez Gómez Lázaro Aurelio, Madrigal Mora Liovesky, Mederos Herrera Ana María, Valdés Morales Yanet. Caracterización de los pacientes con enfermedad de Parkinson. Acta méd centro [Internet]. 2021 Sep 15( 3 ): 401-412.

 

 

 

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