Cuba es un eterno verano y los meses julio y agosto son los más calurosos, a pesar de que otros nos dejan apreciar sus altas temperaturas. Por tanto medidas higiénicas que van a favor de preservar la salud de las personas deben ser sistemáticas.
El lavado de las manos, las frutas y las verduras, hervir el agua y cocinar bien los alimentos se convierten en prioridad constante. En esta etapa del año aumentan las enfermedades diarreicas agudas; es por ello que la Dirección Municipal de Higiene y Epidemiología y la Dirección Municipal de salud, a través de sus diferentes instituciones junto a los medios de comunicación orientan incrementar el accionar divulgativo en aras de la prevención.
Muchos son los que preparan almuerzos y meriendas por la madrugada para consumirlos varias horas después en la playa o campismos. Un inadecuado almacenamiento provoca la proliferación de bacterias e intoxicaciones alimentarias.
A veces se minimiza el hecho de que están descompuestos y las consecuencias aparecen después. Existen cinco reglas para mantener la higiene de los alimentos. La primera es mantener la limpieza, luego es necesario separar los alimentos crudos de los que ya están cocinados, y mantenerlos a temperaturas seguras.
De igual forma es preciso cocinar completamente los alimentos y utilizar agua y materias primas seguras para su elaboración. Es necesario además para mantener la higiene de los alimentos, lavarse las manos antes y después de la preparación, pues estas pueden ser un vehículo para transportar gérmenes.
En estos días de verano, son preferibles los alimentos bien cocinados y fritos, sin salsas u otro tipo de humedad, porque los microorganismos no se reproducen con facilidad en alimentos secos.
Al mismo tiempo, el organismo advierte que son prevenibles y tratables. Por tanto, constituye una obligación ciudadana proteger a la infancia y demás grupos de edades con sencillas medidas higiénicas sanitarias que no exigen mucho esfuerzo y sí aportan grandes beneficios a la salud.
Leer más sobre el tema:
