Con la ayuda del aprendizaje automático supervisado, un avanzado tipo de inteligencia artificial, el análisis cuantitativo de las imágenes de TC torácicas espiratorias evidenció enfermedad de las vías respiratorias pequeñas.
Un nuevo estudio publicado en la revista Radiology destacó que un efecto potencialmente duradero de la COVID-19 es la enfermedad de las vías respiratorias pequeñas en los pulmones. La investigación ha descubierto que esta enfermedad se producía independientemente de la gravedad inicial de la infección. Se desconocen las consecuencias a largo plazo, añaden los investigadores, expresó Europa Press.
El doctor Alejandro P. Comellas, autor principal del estudio y profesor de medicina interna y de la División de Medicina Pulmonar y de Cuidados Críticos de la Facultad de Medicina Carver de la Universidad de Iowa (Estados Unidos), declara que «se produce cierta enfermedad en las vías respiratorias pequeñas independientemente de la gravedad de la COVID-19. Tenemos que investigar más para ver si es transitoria o más permanente».
Más del 50 % de los adultos que sobreviven a la infección por el SARS-CoV-2 experimentan secuelas pos-agudas de COVID-19 (PASC), más conocidas como COVID largo. Casi el 30 % de los pacientes que las padecen, incluidos los que experimentaron una infección leve, presentan síntomas respiratorios, como tos y disnea, indicaron los primeros informes.
El estudio surgió a partir de las observaciones de los médicos de la Universidad de Iowa de que muchos pacientes con una infección inicial por el SARS-CoV-2 que fueron hospitalizados o tratados de forma ambulatoria mostraron más tarde signos de enfermedad pulmonar crónica, como dificultad para respirar y otros síntomas respiratorios.
Un protocolo para realizar una TC inspiratoria y espiratoria en estos pacientes fue puesto en marcha por el doctor Comellas y sus colegas. La TC inspiratoria, realizada después de que los pacientes inhalen, es la técnica de imagen estándar para ver el tejido pulmonar, pero las exploraciones espiratorias posteriores a la exhalación son necesarias para evaluar el atrapamiento de aire, una condición en la que las personas no son capaces de vaciar sus pulmones cuando exhalan.
Para el estudio, los investigadores compararon los resultados de la TC en personas que tenían COVID-19 y síntomas persistentes con los de un grupo de control sano. Inscribieron a 100 adultos con COVID-19 confirmado que habían permanecido sintomáticos más de 30 días después del diagnóstico, junto con 106 participantes sanos.
Con una media de edad de 48 años, los 100 supervivientes de la COVID-19 incluían a 67 que fueron clasificados como ambulatorios, o que no requerían hospitalización, 17 que fueron hospitalizados y 16 que requirieron atención en la unidad de cuidados intensivos (UCI) durante la infección aguda.
Se detectó un atrapamiento de aire en las imágenes de TC torácica espiratoria en el grupo COVID-19. El porcentaje medio del pulmón total afectado por el atrapamiento de aire osciló entre algo más del 25 % en el grupo ambulatorio y casi el 35 % en el grupo hospitalizado, en comparación con sólo el 7,2 % en los controles sanos. El atrapamiento de aire persistía en ocho de los nueve participantes que se sometieron a una prueba de imagen más de 200 días después del diagnóstico.
De tal modo, los resultados de imágenes muestran una alta prevalencia de atrapamiento de aire de larga duración, independientemente de la gravedad inicial de la infección.
Con la ayuda del aprendizaje automático supervisado, un avanzado tipo de inteligencia artificial, el análisis cuantitativo de las imágenes de TC torácicas espiratorias evidenció enfermedad de las vías respiratorias pequeñas.
Si bien la enfermedad de las vías respiratorias pequeñas no se conoce del todo, los datos sugieren que puede estar relacionada con la inflamación o la remodelación de las vías respiratorias pequeñas que impide que el aire pueda ser exhalado de los pulmones.
De aproximadamente 75 días fue la mediana del tiempo transcurrido desde el diagnóstico hasta la realización de la TC torácica. Los investigadores expresaron que la persistencia de las anomalías respiratorias en este periodo de tiempo suscita la preocupación por la remodelación permanente de las vías respiratorias y la fibrosis tras la infección por SARS-CoV-2.
«Por primera vez, estamos describiendo la enfermedad de las vías respiratorias pequeñas en esta población de pacientes de COVID-19 con síntomas persistentes -resalta Comellas-. Algo está ocurriendo en las vías respiratorias distales relacionado con la inflamación o la fibrosis que nos está dando una señal de atrapamiento de aire».
«Si una parte de los pacientes sigue teniendo una enfermedad de las vías respiratorias pequeñas, debemos pensar en los mecanismos que hay detrás -señala-. Podría ser algo relacionado con la inflamación que es reversible, o puede ser algo relacionado con una cicatriz que es irreversible, y entonces tenemos que buscar formas de prevenir una mayor progresión de la enfermedad».