El municipio avileño de Morón se enfrenta al tercer brote de casos de COVID-19, que a pocos días ya puede confirmarse como el peor.

Más de 100 casos en lo que va del joven 2021 ya complican el normal transcurso de la vida pública del municipio de Morón, uno de los de más tensa situación epidemiológica en la provincia.

Han pasado solo cuatro días desde que el Grupo Temporal de Trabajo del Gobierno cubano decretara la Fase de Transmisión Autóctona Limitada para Morón y Majagua, luego de que la tasa de personas infectadas con el SARS-CoV-2 alcanzara límites no permitidos para la Nueva Normalidad.

A partir de ese momento se activó el Consejo de Defensa Municipal, que ha regulado lo dispuesto a nivel nacional para esta fase.

Al respecto, desde este domingo 18 de enero se determinó que, ante el cierre de las escuelas, se harán gestiones para mantener un seminternado en funcionamiento, con el objetivo de acoger a hijos de familias trabajadoras en sectores priorizados. De igual forma, se precede con los círculos infantiles, que quedaron inactivos desde este lunes.

A la vez, el Consejo de Defensa Provincial determinó el cese del transporte intermunicipal hacia el municipio, mientras que el transporte urbano limita sus capacidades y debe disminuir el flujo de personas en horas de la noche.

Restaurantes privados y de la red de establecimientos de la gastronomía ya han retomado las prácticas de preparar comida para llevar y a domicilio, mientras que el Hospital Provincial Roberto Rodríguez vuelve a trasladar las consultas médicas hacia los policlínicos Norte y Sur.

Otros de los acuerdos destinados a controlar el rebrote es el mantenimiento de las ventas de productos de primera necesidad organizadas por circunscripciones, y el traslado de algunas hacia comunidades intrincadas.

Dichas medidas buscan controlar una realidad que se matiza con la dispersión de 29 focos activos por todos los consejos populares del municipio, un barrio en cuarentena y 88 casos autóctonos.

Semejantes números son confirmados a Invasor por el doctor Norman Gutiérrez Villa, director del Centro Municipal de Higiene y Epidemiología. De ellos se desprende la alerta ante los grandes volúmenes de personas en las calles, concentradas en colas frente a tiendas recaudadoras de moneda libremente convertible, bodegas y farmacias.

En este contexto, es imposible restringir el paso por barrios donde residen los contagiados, como se ha hecho en otras ocasiones, sin decretar una cuarentena total, por el alto número de focos. Si alguna fuente de tranquilidad queda aún, es la de que ningún foco ha pasado a considerarse evento de transmisión hasta la fecha.

Ante la publicación de los acuerdos de las autoridades en los canales en redes sociales de Radio Morón y la Asamblea Municipal, las alertas al respecto no se hacen esperar: “hay que poner mayor atención a la venta de alimentos a la población”, comentaba un moronense.

En resumen, Morón se enfrenta al peor escenario desde el comienzo de la pandemia, cuando apenas tres decenas de casos parecían preocupantes.

Habría que evaluar si la necesidad de salir a proveer de alimentos es hoy más imperiosa, si en este tercer asalto hay menos respeto por el enemigo, o si ambos factores se combinan. Porque el resultado de esa ecuación puede ser la clave, en un futuro antes de la era vacuna.