Las enfermedades cardiometabólicas, definidas como enfermedades cardiovasculares o diabetes de tipo 2, son la principal comorbilidad en pacientes con cáncer. Sin embargo, una nueva investigación relaciona el estilo de vida saludable con la prevención de la aparición de cáncer y la reducción del riesgo de enfermedades cardiometabólicas en personas con cáncer previo.[1]
El estudio, realizado por Zhi Cao, M. Sc., de la School of Public Health de la Tianjin Medical University, en Tianjin, China, y sus colaboradores, demostró que un estilo de vida saludable mitiga significativamente el riesgo de padecer cáncer, enfermedades cardiovasculares y diabetes de tipo 2 en una población sana y reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes de tipo 2 en quienes han desarrollado cáncer o tienen antecedentes de cáncer.
“Estos resultados subrayan los beneficios de adoptar una combinación de prácticas de comportamiento saludable para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y complicaciones de la diabetes de tipo 2 en pacientes con y sin cáncer prevalente”, concluyeron los investigadores.
Los resultados del estudio observacional basado en la población fueron publicados en JACC: CardioOncology.
“Creo que este estudio es único en el sentido de que en él se examina la interacción bidireccional entre cáncer y las enfermedades cardiovasculares”, afirmó la Dra. Erin D. Michos, profesora asociada de medicina y epidemiología y directora asociada de cardiología preventiva del Ciccarone Center for the Prevention of Heart Disease de la Johns Hopkins University School of Medicine, en Baltimore, Estados Unidos, coautora de un editorial que acompaña al artículo.[2]
Si bien en estudios anteriores se ha examinado el riesgo de aparición de cáncer y enfermedades cardiovasculares asociados a factores relacionados con el estilo de vida, la Dra. Michos dijo que los investigadores fueron un paso más allá para examinar el riesgo de enfermedad cardiovascular en individuos a los que se había hecho un diagnóstico de cáncer con anterioridad o que tenían un antecedente de cáncer. “Incluso después de un diagnóstico de cáncer, seguir un estilo de vida saludable ofrece beneficios continuos”, destacó.
Los investigadores analizaron el resultado de una vida sana en 432.000 personas de 40 a 70 años inscritas en el UK Biobank entre abril de 2006 y diciembre de 2010. En el estudio se evaluaron dos cohortes, que incluían a los que tenían cánceres nuevos y a los que tenían diagnósticos anteriores.
El índice de estilo de vida saludable se definió por cinco factores: no fumar, cumplir las pautas recomendadas de actividad física, seguir una dieta saludable, consumo moderado de alcohol y duración moderada de sueño.
Los investigadores descubrieron que cada incremento de un punto en el índice de estilo de vida saludable se asociaba a una reducción de 8% de nuevos casos de cáncer (hazard ratio [HR]: 0,92; intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 0,91 a 0,93). En el transcurso de 15 años, 6,38% y 4,18% de estos pacientes con cáncer desarrollaron enfermedades cardiovasculares o diabetes de tipo 2, respectivamente. El estilo de vida saludable disminuyó el riesgo de transición de cáncer a enfermedades cardiovasculares o diabetes de tipo 2 con hazard ratio por incremento de un punto en el índice de estilo de vida saludable de 0,90 (IC 95%: 0,86 a 0,94) y 0,84 (IC 95%: 0,79 a 0,89), respectivamente.