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Ameloblastoma uniquístico en el maxilar. Informe de caso

El ameloblastoma es una neoplasia odontogénica, descrita por primera vez por Cuzack, en 1827. En 1885 Malassez propuso denominarla adamantinoma, debido a su apariencia de masa dura semejante al hueso. Churchill sugirió llamarla ameloblastoma en 1934.(1)

Aunque este tumor es localmente agresivo, desde el punto de vista histológico se considera benigno. De acuerdo con la clasificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2017, puede ser: sólido o multiquístico, extraóseo o periférico, y uniquístico. Según el aspecto histológico de la lesión, se clasifica en: folicular, plexiforme, acantomatosa, granular, desmoplásica y basaloide. Desde el punto de vista radiológico, puede ser unilocular o multilocular; la morfología de este último tipo es de pompas de jabón o panal de abejas. Las lesiones son radiolúcidas, y de tamaño variable.(1)

El ameloblastoma sólido multiquístico es el más común y más agresivo. El uniquístico es una variante clinicopatológica específica, cuya evolución tiene mejor pronóstico. Más de 90 % de los ameloblastomas uniquísticos aparecen en la mandíbula; en los casos de tumores asociados a un diente incluido, la edad media de los pacientes es 16 años, mientras que en los no asociados es algo mayor. El ameloblastoma uniquístico tiene tres variantes histopatológicas: luminal, intraluminal, y mural.(2)

El ameloblastoma es una neoplasia odontogénica de origen epitelial; puede desarrollarse a partir de las estructuras que conforman el diente (esmalte, folículo dentario, ligamento periodontal, epitelio de quistes dentígeros) o de las células basales del epitelio de la mucosa bucal. Existen otros elementos precursores del tumor: diente retenido, quistes odontogénicos (además del dentígero) a partir de extracciones dentarias, traumas externos o asociados a la infección por el virus del papiloma humano. No se ha demostrado ninguna teoría; sin embargo, en la literatura se constata que en 25 % de los casos se identifica un diente retenido en el tumor.(3)

Desde el punto de vista epidemiológico, el ameloblastoma es el más común de los tumores odontogénicos (11 % de los casos), seguido por el odontoma. El sitio de implantación predominante es la mandíbula (80 %), y es más frecuente en las regiones anatómicas de ángulo mandibular y rama ascendente. En cuanto al color de la piel y sexo de los pacientes, no se han demostrado diferencias significativas, aunque se registra un aumento del número de casos en África.(3)

El cuadro clínico inicial del tumor consiste en asimetría facial –acompañada de dolor en algunos casos–la cual provoca en el paciente afectaciones estéticas y funcionales importantes; no obstante, algunos permanecen asintomáticos. A causa del tumor, también puede ulcerarse e infectarse la mucosa bucal, debido a la flora bucal polimicrobiana. A ello se asocian las pérdidas dentarias, movilidad y parestesias.(1,2)

El diagnóstico del ameloblastoma puede ser un hallazgo radiográfico. Los exámenes imagenológicos más utilizados son la ortopantomografía o radiografía panorámica, la tomografía axial computarizada y la resonancia magnética. Mediante ellas es posible observar una imagen radiolúcida delimitada por un halo radiopaco, de aspecto quístico, expansivo, que erosiona o adelgaza la cortical ósea. Los patrones clásicos que sugieren un ameloblastoma son: imágenes con formas de panal de abejas o pompas de jabón, uniloculares o multiloculares. No se reportan patrones imagenológicos característicos para el tipo histopatológico, la agresividad del tumor, o la edad del paciente. En ocasiones se puede observar reabsorción radicular de los dientes involucrados (rizólisis), sugestiva de un ameloblastoma.(3) El diagnóstico preciso se debe basar en el estudio anatomopatológico, por punción y aspiración con aguja fina, o biopsia de la lesión.(3)

El tratamiento de elección de los ameloblastomas es quirúrgico, no obstante, la terapéutica depende varios factores. Se pueden tratar de forma conservadora (marzupialización, enucleación, criocirugía y curetaje), realizarse en varios tiempos quirúrgicos, usar la solución de Carnoy como terapia adyuvante, o tratarlo de forma radical (segmentación mandibular, resección marginal o en bloque).(4)

Debido a la poca frecuencia de aparición del ameloblastoma uniquístico en el maxilar, se presenta el caso de un paciente diagnosticado y tratado de esta neoplasia odontogénica.

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Díaz-Ramos AG, Rivero-Linares D, Edouarzín-Curet NJ. . Ameloblastoma uniquístico en el maxilar. Informe de caso. Mediciego [Internet] 2023; 29

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