El número de personas expuestas a las olas de calor entre los años 2000 y 2016, aumentó en alrededor de 125 millones. Solo el 2015, 175 millones de personas adicionales estuvieron expuestas a las olas de calor en comparación con el promedio de años anteriores. Durante el verano de 2018-2019, siete países de las Americas (Argentina, Brasil, Chile, Perú, Paraguay, Uruguay, y México en el norte del hemisferio) se vieron afectados por las olas de calor, algo nunca antes visto en la región.
Si bien las olas de calor no son tan destructivas como otras amenazas naturales, tales como los huracanes e inundaciones repentinas, pueden causar mortalidad y morbilidad que no son evidentes de forma inmediata debido a varias causas, incluida la falta de sistemas de vigilancia para enfermedades crónicas. Por ejemplo, las olas de calor que afectaron Europa en el verano de 2003 fueron responsables de la muerte de 70 mil personas.
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