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Qué son los trastornos de la conducta alimentaria

Alrededor de 70 millones de individuos padecen de un trastorno alimentario a nivel mundial.

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son padecimientos de la mente serios que se vinculan con una forma alterada en relación a las costumbres alimentarias, y se manifiesta en conductas que varían desde comer de forma fuera de control hasta la falta de ingesta de alimentos. Son trastornos psiquiátricos serios pues colocan en peligro la existencia de los afectados. Perturba fundamentalmente a mujeres jóvenes y a adolescentes y en su presentación influyen en lo fundamental factores psicológicos, socioculturales y biológicos.  Alrededor de 70 millones de individuos padecen de un trastorno alimentario a nivel mundial. Ellos se caracterizan por anormalidades en las costumbres alimentarias que pueden involucrar tanto el consumo excesivo o insuficiente de comestibles, perturbando a la salud emocional y física de un individuo. Estos síndromes pueden estar señalados por la preocupación excesiva por el peso o la imagen corporal. Pudieran afectar a sujetos de cualquier sexo, edad, nivel socioeconómico o raza, aunque lo más común es que comiencen en la adolescencia o adultez joven y perturben en mayor medida a mujeres que a hombres. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es un problema de salud que daña de forma especial a las muchachas. Los trastornos más comunes son la anorexia y la bulimia nerviosa, el trastorno por atracones y el trastorno evitativo/restrictivo de la ingesta alimentaria. Diversos estudios demuestran que la prevalencia se ha incrementado desde los años 50. La frecuencia reconocida clásicamente de un varón por cada 10 mujeres con un trastorno de la conducta alimentaria al parecer está cambiando y está aumentado el porcentaje de varones con este trastorno. Todos los tipos de trastornos de la conducta alimentaria se identifican por una práctica trastornada frente a al consumo alimentario o la aparición de hábitos para controlar el peso. A menudo las manifestaciones de un trastorno de la conducta alimentaria se modifican a medida que pasa el tiempo y muchos individuos, que, en sus comienzos, tienen cuadros más restrictivos, pueden terminar llevando a cabo atracones o al revés. Los trastornos de la conducta alimentaria están vinculados a diversas complicaciones psicológicas y médicas y perturban al funcionamiento psicosocial del sujeto afectado.

Consulte además: Obesidad por dentro

LAS VARIADAS CLASES DE TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA

La anorexia nerviosa se identifica por una reducción y restricción de alimentos, lo que conduce a una pérdida llamativa del peso. El individuo afectado presenta un en enorme miedo a aumentar de peso. Durante todo ese tiempo el enfermo tiene enormes dificultades para identificar la gravedad de su reducido peso actual o no es capaz de ver su situación física real y el peso perdido, y al mismo tiempo da un exagerado valor a su imagen física y peso corporal. Existen dos tipos de anorexia nerviosa; una de ellas es la restrictiva donde la disminución del peso se debe, sobre todo, al ayuno, a la dieta y/o el ejercicio físico exagerado. El otro es el de los atracones y purgas donde durante los últimos meses el sujeto presenta episodios periódicos de atracones o purgas que son el vómito autoprovocado o utilización incorrecta de diuréticos, laxantes o enemas. La bulimia nerviosa se describe como la presencia de episodios periódicos de atracones. Se estima como atracón a la ingestión de una suma de alimentos evidentemente superior a la que el común de las personas puede consumir en un espacio determinado de tiempo de más o menos dos horas asociada a la percepción de pérdida de control durante esos momentos. La persona intenta compensar de forma repetida lo consumido para evitar el aumento de peso a través del vómito autoprovocado, el ayuno, el ejercicio exagerado o el empleo de diuréticos, laxantes u otros medicamentos. Esta persona siente una gran inquietud por su peso y su imagen corporal. El trastorno por atracones se describe por episodios repetidos de atracones que se pueden asociar a comer mucho más veloz de lo normal, continuar comiendo a pesar de percibirse desagradablemente lleno, ingerir una gran cantidad de alimentos, a pesar de no tener sensación de hambre y sentirse afligido con uno mismo, deprimido o con una impresión de gran culpa tras el suceso. Los atracones generan un fuerte malestar en la persona que los realiza.

El trastorno evitativo/restrictivo de la ingesta alimentaria se define como una falta de interés en la comida o por evitarla debido a alguna de las propiedades sensoriales de la comida o por una inquietud en relación a los efectos repulsivos de la acción de comer o un temor a atragantarse, evidenciando una incapacidad constante para compensar las necesidades nutricionales. La evitación/restricción de la ingesta lleva a una pérdida significativa de peso o el no completar el crecimiento esperado, deficiencias nutricionales significativas, interferencia importante en el funcionamiento psicosocial y dependencia de los suplementos nutricionales. En este disturbio no está afectada la autopercepción y no hay una deformación de la imagen corporal. La prevalencia a lo largo de la vida de la anorexia nerviosa es de hasta un 4,2 por ciento, La de la bulimia nerviosa fluctúa entre un 2 y un 4 por ciento aproximadamente y la del trastorno por atracones es de un 2 por ciento. En relación al trastorno evitativo/restrictivo de la ingesta de alimentos, se hacen necesarios nuevos estudios para poder calcular su prevalencia, aunque se estima que entre un 3 a un 5 por ciento de los niños pudieran tener este disturbio.

LA IMPORTANTE PREVENCIÓN

Del diagnóstico precoz y acudir a un especialista para mantener un tratamiento adecuado son las principales armas para acometer los trastornos alimentarios.

No obstante, los expertos consideran que es mejor prevenir su aparición, tanto en el medio educativo como en el familiar y social.

RECOMENDACIONES CON EL FIN DE PREVENIR LOS TRASTORNOS ALIMENTARIOS DESDE LA INFANCIA

Desde pequeños hay que enseñar la importancia de mantener costumbres saludables como es instaurar horarios de comida regulares, distribuir la comida en cuatro o cinco al día, evitar omitir comidas y no picar entre horas. La alimentación tiene que ser equilibrada, sana y variada que comprenda todos los alimentos primordiales, con limitación de postres y dulces industriales y comida rápida o fast food. Es esencial dar verduras y frutas variadas. Como el problema de las anomalías de alimentación es psicológico, por esta razón es fundamental que desde el hogar se cuide mucho a la autoestima. Se recomienda instituir una buena comunicación dentro del medio familiar, para que el menor se sienta seguro y, de esta forma, sea capaz de buscar la ayuda y la opinión de su propia familia cuando afronte momentos que le resulten estresantes o difíciles. También se deben aceptar y defender unas costumbres saludables de otras índoles como la persistencia en la práctica de actividad física y en la cantidad de horas de sueño. Todo ello está a favor a mantener una vida saludable.

    Consulte además: Obesidad y herencia

 

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